“...muchachos de barrios populares ambiciosos, manipulables, tiernos en el fondo, con tiempo libre para hacerse hombres duros en las esquinas, que crecieron en medio de unas violencias sectorizadas, y que por diversas razones de orden sociológico o económico y acaso cultural siguen atizando el fuego de la crueldad en sus edades más tempranas, donde, si se me permite el remedo parece que, fuera tarde para el orden”
Rigoberto Gil Montoya a propósito de la obra “Balas por encargo”